viernes, 30 de septiembre de 2005

Una visión compartida es una ilusión compartida

Los lazos humanos son los que posibilitan el compromiso personal:

¿Qué es lo que juntos podemos alcanzar?

¿Qué es lo que nos gustaría lograr si supieramos que no podemos fallar?

Estas preguntas son las que deben plantearse los miembros de una pareja si de verdad quieren dejar de adaptarse al cambio y empezar a generarlo. Cuando esta pregunta estira las mentes de los miembros de la pareja, esas mentes ya no vuelven nunca a sus dimensiones originales. Cuando la pregunta da lugar a que se genere una imagen que atrae y emociona, entonces ha nacido la visión compartida. Es entonces cuando queda en evidencia el poder que poco a poco se va desplegando, porque:

  • Una visión compartida estimula el riesgo, la experimentación y el aprendizaje. La pareja ha movido a su compañero/a para que rompa sus límites aparentes, le ha provocado para que ose emprender algo nuevo y también le ha hecho ver el precio que ha de pagar por alcanzar su sueño. Precisamente por eso, al final, la visión compartida es una elección libre.
  • Una visión compartida aporta coraje, unión, energía, enfoque, responsabilidad y compromiso. De alguna manera se genera una nueva disposición de ánimo frente a la vida. A través de esta nueva disposición de ánimo uno se esfuerza en mejorar sus talentos y habilidades y en desarrollar aquellos nuevos que sean necesarios para afrontar con resolución el desafío.
Cuando nuestros talentos se combinan porque nos olvidamos de lo que nos separa y nos enfocamos en la visión que nos une, entonces aparecen nuevas posibilidades cuya existencia ni tan siquiera sospechábamos.

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